Demografía de Boal

En las primeras décadas del siglo XIV, el concejo de Boal tuvo un aumento lento de población, presentando con la construcción de la presa de Doiras, en 1930 un crecimiento demográfico sensacional, llegando a alcanzar en ese año su máximo histórico: 7.365 habitantes. Estos niveles de población se mantuvieron durante 30 años, debido no sólo a la presa sino también a las minas de wolframio de Penouta y gracias a la existencia de una agricultura tradicional que exigía mucha mano de obra. Por todo esto, el concejo de Boal llegó a ser el más populoso del tramo medio del río Navia. Pero a partir de 1.960 y debido al cierre de las minas y a los cambios en la agricultura tradicional, sobrevino una emigración muy fuerte.

Esta emigración ha marcado el concejo de diferentes maneras. Las principales migraciones fueron a países como Argentina y Cuba desde donde, estas personas, siguieron influyendo en el concejo, gracias a las transferencias bancarias enviadas, que cifraban cantidades muy importantes que ayudaron a la construcción de todo tipo de edificios.
A mediados del siglo XX brotó de nuevo y con más fuerza la emigración, pero esta vez a diferentes destinos: los principales serian el centro de Europa (Francia, Alemania) y también a los principales núcleos industriales como Gijón y Avilés.
Todo esto ha traído un cambio brutal en la pirámide demográfica del Concejo, hasta el punto de que, como se puede observar en la representación de la misma, en la actualidad las personas mayores de 60 años representan el 41,4% de su población, mientras la gente menor de 20 años representa tan solo el 10,8%.